Imaginemos esta situación en nuestra mente por un instante: suena el despertador a una hora fijada, en un día concreto; nos despertamos, nos levantamos, tomamos una ducha y mientras tomamos el café, somos conscientes de que ha llegado el momento, el que tanto tiempo hemos estado esperando, uno de los días clave porque nos jugamos nuestro futuro y nuestro sueño, el de ser maestro o maestra en un colegio y enseñar a esos pequeños y pequeñas todo lo que sabemos. Dentro de unas horas, nos enfrentaremos a las dos pruebas (o tres en algunas comunidades autónomas) que marcarán el final de un proceso duro, porque todos sabemos que unas oposiciones hay que trabajarlas bien, y con eso, tendremos el éxito asegurado.
Una de las pruebas de ese día es el examen escrito de temas; todos conocemos de que se trata, pero para aquellos opositores u opositoras que os presentáis por primera vez a este examen, vamos a explicar de forma breve en qué consiste esta prueba: justo antes de empezar, en un bombo se echan veinticinco bolitas correspondientes a los temas que tenemos en las oposiciones de Educación Primaria; de esas veinticinco bolitas, se extraen tres al azar, y de esas tres bolitas, cada persona tiene que elegir una, que será el tema que desarrolle en la prueba.
Como es algo que depende del azar (el sacar las bolitas), no se sabe cuáles son los temas que van a tocar hasta ese mismo día y pueden ocurrir dos cosas diferentes: la primera, que haya “suerte” y los temas que salen los sepamos para poder desarrollarlos (si no los tres, al menos uno de ellos o un par) y la segunda, que no nos sepamos ninguno de los temas (por haberlos descartado en su momento), con lo cual, el fracaso en las oposiciones es inminente.
Es evidente que lo ideal es saberse todos los temas, porque durante los meses de preparación se dispone de tiempo para ello, pero también es verdad, que preparar las oposiciones de Educación Primaria no es solamente preparar esta prueba, sino también la resolución de un caso práctico, la preparación de una programación didáctica y la defensa de una unidad didáctica. Todo esto también requiere de un tiempo de estudio y preparación, por lo que el tiempo del que hemos hablado anteriormente, se tiene que dividir en diferentes tareas, porque tampoco se puede dedicar solamente a una (generalmente, la mejor que se nos da) y dejar el resto sin preparar o prepararlas a medias.
Aquí también entra en juego la manera de organizarse, puesto que obviamente, un maestro que ya esté trabajando en un colegio o una persona que simplemente esté trabajando en otro sitio y a la vez se esté preparando las oposiciones, o incluso aquellos que son padres, no disponen del mismo tiempo que un opositor u opositora que dispone de todo su tiempo libre y puede disponer su horario completo a la preparación de todas las pruebas.
Hemos hablado del azar, pero yo no soy partidaria de dejarlo todo en sus manos porque sería como jugarnos todo nuestro futuro y nuestro sueño a una mínima probabilidad, que puede que salga bien (en raras ocasiones) o puede que salga muy mal. No obstante, se entiende que hay personas que, como he comentado, por más que quieran, el día solamente tiene veinticuatro horas, no más, y van muy pilladas de tiempo, por lo que aconsejo estudiar todos los temas que se pueda, cuantos más, mejor, y si no puede ser estudiados, al menos escuchar, se los pueden grabar y mientras que hacen otras cosas, ponérselos para ir captando todo lo que se pueda, de esta manera, aunque no sea cien por cien, es mejor que presentarse a la prueba sin saber nada en absoluto.
Esto no quiere decir que, por falta de tiempo, se estudien menos temas, al contrario, tenemos que llevar un número razonablemente alto preparados y los demás poder defenderlos de la mejor forma posible en el caso de que las bolitas que salgan sean correspondientes a éstos.
Tenemos los temas, la certeza de que quizás todos no podamos llevarlos a la perfección, y sabemos que tres de ellos seguro salen el día del examen, ¿existe alguna manera de saber la probabilidad de que tengamos éxito en el examen? Sí, en algunos enlaces webs hay calculadoras o programas de probabilidad para este caso, como los que voy a dejar a continuación (click en el nombre para abrir enlace):
Educación aragonesa.
En este enlace, podemos calcular la probabilidad de que salga un tema según el número de temas estudiados introduciendo solamente dos datos, el número de temas de los que consta nuestra oposición, y el número de bolas que son extraídas del bombo.
Campus educación
Aquí también encontramos una especie de calculadora, para valorar la probabilidad de éxito en la prueba, con la diferencia de la anterior de que, en ésta, hay que añadir un dato más: ponemos el número total de temas que tiene nuestra oposición de magisterio, cuántas bolas se extraen del bombo y, además, el número de temas que llevamos muy bien preparados. El resultado obtenido hará que nos planteemos si es buena idea prepararse unos pocos solamente o si es mucho mejor llevar la mayoría de ellos completamente sabidos.
Opositer.edu.es
Y, por último, este enlace que es prácticamente igual que el anterior, pero también, una vez calculada la probabilidad, te da opción a hacer simulaciones de examen, es decir, una hipótesis del número del tema que puede salir en las bolas.
Dejando las probabilidades a un lado, también tenemos que tener en cuenta que buena parte de tener éxito en la prueba del examen, es, además, el resultado de nuestro trabajo y esfuerzo durante los meses de preparación. Y esto, sumado a una buena preparación por parte de personal cualificado, supone una gran ventaja con respecto a aquellas personas que no consideran necesario la ayuda de un experto o experta, garantizan que el éxito en el examen sea un hecho, más que una probabilidad.
¿Cuál es el motivo? Muy simple, el preparador o la preparadora de oposiciones ha recorrido el mismo camino que tú, sabe lo que es presentarse a un examen de esas características, conoce los miedos que nos puedan hacer desfallecer, pero, sobre todo, dispone de todo el material que los opositores necesitan. Preparar esta prueba con un experto o experta en el tema, nos aportará la seguridad que necesitamos para hacerla, porque es muy importante que, durante todo el proceso de la preparación, se hayan hecho simulacros de examen, y no solamente hacerlos y listo, sino que una persona cualificada lo corrija y vea los fallos, los diga y así poder mejorar todo cuanto se pueda. De esta manera, ya sabremos a qué nos vamos a enfrentar el día del examen, ya vamos preparados y con seguridad y sería como tener ensayos antes de la prueba final claves para el triunfo.
Aún así, aunque se hagan simulacros de examen, la originalidad de cada uno y una es también determinante, el saber llevarse el desarrollo de un tema a su terreno y hacerlo suyo es una buena manera de distinguirse del resto de opositores y opositoras, siempre y cuando esa originalidad no sea tan abrupta y se respete siempre las mismas normas que son para todos iguales.
En resumidas cuentas, dejarlo todo al azar es poco fiable, el éxito en una prueba de oposición (en este caso, el examen de tema) se basa en el esfuerzo, sacrificio, dedicación y preparación que tengamos durante los meses (o años, en el caso de algunas personas) anteriores y que todo eso sea bien aprovechado. Cuantos más temas llevemos preparados, mucho mejor, y sí, puede que, por alguna razón, a alguien no le haya dado tiempo de aprendérselos todos, pero hay que intentar que esto sea la excepción y no la regla, es decir, que no se convierta en un hábito el decir “dejo de estudiarme diez temas porque seguro que de los quince que llevo preparados, una de las tres bolas será la del número del tema que he estudiado”, porque puede ser que sí, que tengamos razón y salga bien la jugada, pero también puede pasar que las tres bolas que se saquen, sean de los diez temas que no llevamos preparados, y en lugar de tener éxito, lo que obtengamos sea un fracaso absoluto.
Por eso, la probabilidad de tener éxito en el examen de temas, siempre será más alta si hacemos bien el trabajo que hay que hacer, si nos proponemos aprovechar bien el tiempo de estudio, ya sean una, dos, tres horas, porque más vale una hora a conciencia que tres horas en las que con cualquier distracción, nuestro cerebro desconecta del estudio, y después, nos embargue la sensación de que no hemos hecho nada. A más esfuerzo, más probabilidad de aprobar el examen y seguir en la siguiente fase, así es como el azar estará de nuestra parte, y esa es la única certeza que tenemos a día de hoy.