¿Cuántas veces han llegado a tu mente pensamientos negativos que no sabes de dónde han venido?
Es más, ¿hasta qué punto estos pensamientos negativos han influido en la manera de afrontar diversas situaciones a lo largo de nuestra vida? ¿Cuántas cosas buenas se han ido porque solamente pensábamos en lo malo?
Seguramente, las respuestas a estas preguntas siempre son las mismas: demasiadas.
Los pensamientos son un proceso neurológico y químico que se produce en nuestro cerebro y crea sensaciones en nosotros; además, suelen ser repetitivos, es decir, cada día se van repitiendo en nuestra mente los mismos del día anterior, y así sucesivamente; si son positivos, perfecto, pero ¿qué ocurre si estos pensamientos son negativos? Simple, son peligrosos tanto para la salud mental y emocional, como para la salud física, porque se entra en un estado de depresión del que difícilmente se puede salir, pero no imposible.
Los pensamientos negativos nos hacen ser infelices y sabotean las metas y objetivos que nos fijamos, y esto se multiplica cuando se comete algún fallo o hay algún tropiezo, entonces la mente lanza todos los pensamientos negativos habidos y por haber: “tú no sirves para esto”, “si has tenido un error, vas a tener muchos más”, “¿seguro que esto se hace así? Mira que si te equivocas de nuevo…”, etc.
Aunque parezca imposible, nosotros mismos tenemos la clave para evitar este tipo de pensamientos, está en nuestras manos, porque ver todo de forma pesimista es un problema grave, que se hará mayor si nuestra actitud es la de estar angustiados, tristes, sin motivación y además, no le ponemos solución.
Es muy importante tomar conciencia de estos pensamientos, saber identificarlos y que están ahí; cuanto más se obvien, más fuertes se harán y cuanto más se evite pensar en ellos, más estarán en nuestra cabeza, como un martillo que nunca se cansa de dar golpes, como un ruido molesto que no deja de sonar.
Una vez identificados, no hay que prestarles atención porque así dejan de ser repetitivos, es como una bolita pequeña que, si no se le deja crecer, se queda siempre así y no da mayor problema del que es en realidad.
En este punto, hay dos opciones:
- Limitar acceso. Permitir el acceso a nuestra mente solamente a pensamientos beneficiosos para nuestra mente y que aporten todo lo necesario para conseguir nuestra meta durante el proceso.
- Modificar. La otra forma es sí dejar pasar esos pensamientos negativos, pero reformularlos antes para sacar de ellos algo positivo que sí nos aporte beneficios.
De esta manera, un pensamiento negativo puede convertirse en algo positivo, porque siempre, en algo malo, hay una parte buena, una que sí es provechosa, pero la mente se centra en lo negativo y no deja ver más allá.
Por ello, hay que saber detener los pensamientos negativos a tiempo. Si el pensamiento negativo asalta nuestra mente mientras se está realizando una tarea y ésta, por ejemplo, no sale como se espera, en lugar de dejar que el pensamiento fluya por la mente a su libre albedrío, hay que dejar de hacer esa tarea. Es momento de levantarse, descansar y ocupar la mente con otra cosa (moverse, hacer un poco de deporte, salir a la calle para despejarse…).
De igual manera, hacer cambios en la rutina también es una muy buena idea; generalmente, cuando los pensamientos negativos se han instalado en nuestra mente, la persona tiende a hacer siempre lo mismo, sin ningún cambio. Es momento de cambiar el chip, de hacer un cambio y de romper esa rutina que no ayuda a deshacerse de lo negativo.
En definitiva, es centrarse y buscar soluciones hoy, en el momento, por pequeña que sea, aunque no lo resuelva todo.
Hablar sobre el tema que nos preocupa es una buena opción, contar a alguien sobre nuestros miedos o dudas, seguramente ayudará a ver el problema desde otra perspectiva, desde otros ojos, y nos ayude a retomar el control sobre los pensamientos negativos. Hay que saber elegir a quién contar lo que nos ocurre, que sea gente positiva que nos ayude a enfocar nuestra perspectiva en el buen camino.
Igualmente, vivir experiencias agradables con familia y amigos ayudará a que nuestra mente se cargue de pensamientos positivos, de tener la firmeza y seguridad que muchas veces necesitamos para seguir adelante y conseguir las metas que nos hemos propuesto.
Por último, pero no menos importante, se puede recurrir a técnicas como la meditación y Mindfulness, centradas en la respiración y dejar la mente en blanco por algunos minutos, para volver a conectar con nosotros mismos y así dejar a un lado los pensamientos negativos.
Hay que saber lo que nos hace feliz e ir a por ello, porque los pensamientos negativos no durarán para siempre, y lograr alcanzar la meta propuesta dependerá del esfuerzo de cada uno, por lo que es necesario plantearse que dejar que lo negativo influya en nosotros es opcional.
